EL BANQUILLO DE LA MUERTE

Primero les tocó a Hrabina-Sánchez y Pizzi-Del Solar, ahora fue el turno de Ischia, Morant y Craviotto, éste último en la B Nacional.
La histeria por la que atraviesa el fútbol argentino no es un tema desconocido para el que sabe algo, mínimo, de fútbol. Las primeras cabezas que ruedan, se sabe, es la de los técnicos. Claro, como si ellos fueran los culpables de todo. Lo sorprendente es que una hinchada pueda echar a un técnico. Yo digo, ¿de qué se disfrazan esos dirigentes que aprueban los proyectos de los entrenadores al asumir y luego los echan por el trato de "la gente" y el bien del club? Caretas, éso es lo que necesitan. No respetan a los técnicos, ni sus proyectos. Tendría que estar estipulado que cumplan sus contratos o si ellos quieren, renunciar, pero sí, que eso también merezca su castigo. Ischia sufrió la dictadura del nuevo presidente, empecinado en tomar mayor protagonismo que el mismo club. Le desarmó el plantel y pretendía que consiga resultados para no sufir con el descenso en un clima no deseado. Qué técnico que se pierden, alguna vez se lamentarán. Morant pasó sin pena ni gloria por Huracán (TA), quien parece ya destinado a disfrutar de sus últimos meses en la Primera con un plantel de otra categoría salvo algunos nombres. Tal vez fue una equivocación de parte de los dirigentes en poner un técnico que hacía sus primeras armas en la conducción (salvo algunos partidos en Colón) pero que vivía a pocas cuadras del estadio, una garantía eh. Craviotto tuvo una actitud poco profesional al renunciar a la conducción técnica de Belgrano, un grande del ascenso. Duró menos que Soldán en la cárcel. ¿Tanto trabajo tiene Otto que se da el privilegio de renunciar a las semanas de haber asumido? Por supuesto que si repudio la actitud de algunos dirigentes, ahora critico a Craviotto por su accionar. Esto sin conocer de fondo la interna por la gerenciador del club. Una de cal y una de arena.
Entre todos los amantes del fútbol tenemos que dejar de enloquecerlo y cuidar más el trabajo de los entrenadores. Pero, ¿podrán esos hinchas que putean a Menotti, Bilardo, Ischia, Hrabina-Sánchez, por nombrar algunos, reconocer lo que hicieron? La gente olvida rápido. Como dijo un viejo técnico de la selección que usaba el pantalón de babero, los éxitos de hoy mañana ya no sirven.