CRESPO, EL 9 DE LA SELECCIÓN

Que el fútbol es materia de opinión no hay dudas. De lo que sí hay dudas es de aquellos que todavía no le dan el visto bueno a Hernán Crespo para ser el 9 del seleccionado de Basile o por lo menos lo siguen cuestionando.
Los números hablan por sí solos. Un delantero que salió de las inferiores de un equipo grande como River, fue campeón de la Libertadores, pasó gran parte de su carrera rompiéndola en el Calcio y encima con distintos equipos. Pasó por Parma (fue campeón en su primera experiencia europea y casi supera los 100 goles allí), Lazio (lo pagó 60 millones de dólares en su momento y rindió con casi 50 goles además de lograr el Scudetto), el Inter (en su primera etapa no tuvo muchas chances, opacado nuevamente por el mismísimo Gabriel Omar Batistuta; así y todo convirtió 16 tantos), Chelsea (quizá su peor performance en un lugar donde nunca se adaptó), Milan (la rompió pero no le pudieron comprar el pase) y nuevamente Inter (más vigente que nunca). No es casualidad que a los 32 años siga haciendo goles. Es su trabajo y siempre lo ha sido. Con la celeste y blanca esperó su oportunidad detrás de Batistuta y si bien es cierto que no pudo ganar ningún título aún, es el máximo goleador en actividad. No es para menospreciar y menos con la experiencia que puede aportar (jugó 3 mundiales) dejando de lado el exitismo que existe para con los jugadores de camadas anteriores. No tiene nada que envidiarle a los grandes delanteros del mundo. Ojo, tampoco hay que perder de vista la sucesión de Hernán, que no parece resignarse al próximo mundial. Mientras se mantenga en buen nivel y plenitud, tranquilamente es un jugador convocable. Los casos de jugadores como Diego Milito, Mariano Pavone, Julio Cruz (aunque éste con menos chances) o tipos como Germán Denis o Luciano Figueroa pueden ser alternativas para cuando Crespo no esté. Pero hoy en día la 9 es suya.