LA ERA DE LA QUEJA Y LA PERSECUTA

Sabido es que el fútbol argentino no pasa por un momento agradable aunque cada domingo parezca lo contrario. Institucionalmente los clubes no están bien, económicamente la mayoría tampoco y deportivamente las cosas se magnifican de manera tal que perder tres partidos seguidos significa poner en duda la continuidad de un entrenador por ejemplo. Toda esta vorágine en la cual estamos inmersos todos, y digo todos incluyendo a jugadores, entrenadores, periodistas, dirigentes, representantes, hinchas, árbitros, etc., no hace más que enloquecer y enrarecer el ambiente. Lamentablemte estamos acostumbrándonos a las quejas constantes, la persecuta para con los árbitros, las estadísticas de los periodistas cuando dicen que con tal juez este equipo no gana hace tanto...por favor. Se le da más importancia a eso que al juego en sí. Hay muchas formas de englobar una nota color, pero no así. Cansa escuchas a los técnicos diciendo que no tiene peso en la AFA y por eso pasa ésto, que siempre nos perjudican a nosotros, que los equipos chicos y los grandes, que presentaremos un escrito para que no nos dirija más, etc. Una gran persona y amigo como Esteban Pogany me dijo una vez que un equipo para salir campeón tiene que tener de todo. Se refería a que no iba a salir campeón por errores de los árbitros, sino que en un partido te pueden beneficiar y en otro perjudicar, pero a la larga si jugás mejor que tu rival, éso es lo que importa. Los jugadores también deben hacer culto es ésto y un caso interesante si los hay es el de Diego Valeri de Lanús, quien pregona un pensamiento parecido al de Pogany.
Los jueces pueden tener aciertos y errores como los jugadores cuando la mandan a la tribuna o la meten en un ángulo, pero dejemos de hacer escuela en la protesta porque no se llega a nada. Y si quieren hilar más fino, incorporemos la tecnología, por lo menos para los penales y los goles dudosos.